Acristalamiento de porches

El porche es una de las zonas de muchas viviendas que queda en desuso durante muchos meses al año, particularmente los invernales, deteriorándose los revestimientos y el posible mobiliario y accesorios que contenga. Sirviéndose del acristalamiento de porches, el inquilino puede aprovechar más y mejor un espacio que, en definitiva, pertenece a su propio inmueble. Con este trabajo, el porche será aprovechado como una habitación más incluso en los días más invernales. Para ello no vale instalar cualquier material, sino aquellos indicados para detener el frío o el calor.

¿Con qué materiales puede cerrarse un porche?


Las láminas utilizadas suelen ser de vidrio templado; es una manera de asegurarse fiabilidad ante impactos y, en el extraño caso en que se produjesen roturas, estas no conllevarían mayores problemas para los usuarios, ya que se diseñan para su desintegración en pedazos minúsculos y sin cortes, puntas o filo. En cuanto a los perfiles, los de aluminio siguen siendo de los más utilizados, en especial cuando se desea una unificación entre la estética de los muros y los cerramientos. El aluminio para aislar ha de contener rotura del puente térmico para resultar efectivo. De no ser así, no resultaría un buen material aislante. Con los perfiles de aluminio se consiguen acabados en madera y en materiales a los que no puede optar el PVC, otro de los materiales que pueden ser utilizados para porches, terrazas y otros huecos de los edificios.

Otra de las posibilidades es el policarbonato, mediante el que se obtienen techos para porches y estructuras con un material translúcido, ideal para conservar la luz solar sin tener que padecer calor o frío, pues es otro óptimo aislante térmico.

Los usuarios pueden optar por cerramientos fijos o móviles. Los más versátiles y utilizados en viviendas son los móviles, que incluso pueden ir dotados de dispositivos mecanizados para activar el cerramiento a distancia.